Aterrada. Cagada completamente, así me siento, menos mal que estoy en una cama porque dudo que pudiera tenerme en pie, mientras recorro el hospital hacia el quirófano cierro los ojos e intento absorber cualquier tipo de energía positiva de la que soy capaz, acompaso mi respiración e intento dominar el pánico. El señor que conduce mi camilla acaba depositándome en una especie de sala alargada rodeada de puertas, hay otras camas con más personas que imagino van a pasar por el mismo trance que yo. De pronto depositan junto a la mía una cama con una abuelita diminuta de pelo blanco.
Tiene pinta de haberse roto una cadera, a cada momento suelta pequeños quejidos, mientras yo miro el techo intentando mantener la compostura. De pronto se rompe el silencio entre nosotras:
Abuelita - Pss, Pss
Yo - (Me hago la loca, que bastante tengo con lo que tengo)
Abuelita - PSS, PSS
Yo - ¿Que le pasa Señora?
Abuelita - Hija, me vas a hacer un favor, vas a salir ahí fuera y le dices a mi madre que te dé mis bragas
Yo - (Completamente atónita), ¿Qué????
Abuelita - Que salgas y le pidas a mi madre mis bragas.
Yo - (Cargada de paciencia y resignación) Señora, la van a operar, no necesita Vd. Bragas!!!.
Por no hablar de que la abuelita debe rondar los ochenta y muchos con lo que tengo una duda bastante razonable de poder localizar a su madre en carne mortal.
Abuelita -¿Como que no? Yo necesito llevar mis bragas siempre, aunque me operen.
Yo - Le aseguro que no las necesita, el cirujano no podría operarla si lleva bragas, aunque se las traiga seguro que se las quitarían después. Yo tampoco llevo.
Abuelita - (Silencio despreciativo, mirada de soslayo y suspiro) Hay que ver como está la juventud, Señor.
Después gracias a Dios llegó mi anestesista y tuvo a bien dormirme profundamente.
Esta princesa es un Amor y saca punta hasta de una silla.¡¡me encanta!!
ResponderEliminarGracias Guapa!!!!!! Tu si que eres un sol.
ResponderEliminar