domingo, 21 de febrero de 2010

DE CÓMO FUÍ INSEMINADA POR GEORGE CLONNEY EN PRESENCIA DE DOS FONTANEROS, QUINCE ESTUDIANTES DE GINECOLOGIA Y UN ESCAYOLISTA

Si amiguitos, de verdad de la buena, la Seguridad Social tiene estas cosas y aunque como bien sabéis esto de la reproducción asistida no es nada romántico (olvidaros de esos aguerridos espermatozoides que llenos de empuje serpentean trompas de Falopio arriba cual gráciles salmones, llegando frescos hasta el óvulo donde solo el más chulo conseguirá fecundarlo con donaire), todo esto después de un polvo fastuoso. PUES NADA QUE VER. Pese a todo, os puedo asegurar con total rigor que lo dicho en el título es completamente cierto y ocurrió hace ya algunos años en mi hospital de zona.


Para que engañarnos, en esto los tíos pintan poco, una mala corrida y poco más. Así que yo muy disciplinada y más fresca que una rosa recojo el botecito y me encamino a pillar el autobús, paso todo el trayecto dando ánimos a los espermatozoides “creo que os van a centrifugar pero debéis resistir y avanzar, es vuestro único cometido en la vida, jolin...” Mi compañero de asiento es guapo pero parece concentrado en un problema de hemorroides y ni me mira así que yo a lo mío, acabo imaginándome en plan Lady Ginebra presidiendo un torneo medieval y concediendo una prenda de amor al caballero que tras singular combate consiga depositar a mis pies el anhelado grial.

Ya sé que mis trompas están deterioradas, pero verlo en plan parque temático, subidas, bajadas, loopings, obstáculos tipo foso..., ¡resistid, agarraros...!

Después de esta estupenda arenga tan llena de fuerza, garra y saber estar (¡cielos me estoy reconvirtiendo en José Luis Moreno!), el siguiente paso consiste en registrar el semen, así que pacientemente me pongo en cola junto a una señora que va a registrar caca de niño, y otra muy dicharachera que lleva flujo vaginal  ¿qué, os mola?.

La enfermera registradora no ha pasado buena noche y cuando por fin me toca el turno pregunta a voz en grito, llena de delicadeza:

- ¿¿¿CÓMO SE LLAMA EL PROPIETARIO DEL ESPERMA???

Yo a estas alturas ya no tengo palabras y estoy en un tris de decirle que Brad Pitt es el donante pero resisto el envite y salgo de la cola con mi tubito debidamente identificado. Una vez ya toda la primera planta del hospital conoce el nombre del propietario del esperma gracias a la fantástica capacidad pulmonar de la ATS, (el talento que ha perdido la opera, ¡Dios mío!) me encamino muy resuelta hacia el laboratorio. Allí me despido del dichoso botecito hasta un par de horas mas tarde. En el laboratorio donde todo sea dicho, son guays, criban el esperma, es decir, se quedan con los tres o cuatro más fortachones, los únicos capaces de sortear toditas todas las dificultades, destierran a los debiluchos, a los holgazanes, en estas cosas técnicas definitivamente no hay cabida para los blandengues.

Pero vamos al meollo de la cuestión: planta 2ª ginecología 11:10 de la mañana. Yo continúo con el esperma peleón en la mano derecha y una novela en la izquierda para hacer tiempo, cuando siento la presencia de Pepa la supervisora (un cruce entre la Reina Isabel y Marina Castaño), “mira Amparo, hay un problema, ha reventado una cañería y el quirófano está inundado, como no tenemos otro libre, habrá que hacer la inseminación aquí aunque estén los fontaneros” Ven conmigo. ¡¡¡¿Cómo?!!! Os juro que se me fue la voz, estuve a punto de rociarla con el esperma capacitado, ponérselo en plan Algo pasa con Mary y largarme de allí para nunca más volver, pero ya conocéis lo paciente y comprensiva que puedo llegar a ser, así que acabo quitándome las bragas y subiéndome al potro en un quirófano con un palmo de agua, mientras al otro lado de unas mamparas dos fontaneros luchan denostadamente por controlar la fuga: “¡Pepe, Pepe hasta el fondo métela hasta el fondo! (la llave inglesa, malpensados)”

“ Y CUANTO MAS ACELERO MAS CALENTITO ME PONGO...” “¡Pepe empuja más, empuja!” De lo más distraída estaba yo en pelota picada escuchando estas expresiones y cancioncillas tan adecuadas para el momento. Menos mal que me habían dopado con un par de Nolotiles y me fui quedando traspuesta. No sé cuanto tiempo pasó, debieron terminar de achicar el agua y reparar el escape cuando noté un ligero toque en la pierna:

- ¿Amparo?

- Si, sí...

Abrí los ojos y allí estaba él. La primera impresión fue que era George reconvertido en ginecólogo de hospital, moreno 1,80, bata blanca con nombre bordado junto a la solapa, apuntad: LUIS LOPEZ LLENERA.

(Tranquilas ya he buscado el número de su consulta privada en las páginas amarillas), voz grave, pelo lacio y brillante (Si ya sé que soy un poco perra, fijándome con afanes libidinosos en el hacedor de mi futuro hijo, pero en fin...). Con delicadeza infinita (os lo juro que no es coña), atrajo mi culo hacia él y se puso a preparar los artilugios; los garfios, el semen paleolítico, las ganzúas... Yo normalmente paso por este trance con los ojos cerrados, pero dado su cuerpazo me tragué el ritual completo y me moría por decirle que hiciese de mí una mujer al método tradicional y se dejase de inseminaciones y otras zarandajas.

De pronto se abrió la puerta dando paso a un montón de alumnos que fueron tomando posiciones frente a mis piernas generosamente abiertas, mientras la grave voz de Luis narraba la operación un poco en plan Gila. “Como veis tiene el cuello del útero lateralizado” “ Ummm...” Justo, creo que voy a poder..., ya, ya, ya lo tengo”.
- “Aguanta un poco Amparo, ya estoy casi...”

Os juro que aquello era el camarote de los hermanos Marx, podía sentir los 16 pares de ojos fijos en mi coño y me quería morir. Gracias a Dios tubo tino y la cosa acabó pronto, no me hizo daño, los estudiantes se volatilizaron como por arte de magia y cuando ya se iba me cubrió con una sabana para que descansara un poco.

- Pues nada, encantado.

- Pues igualmente (pedazo de mema, mira que no articular un comentario mínimamente ingenioso).

Y allí me quedé recién inseminada y muerta de amor por él.

Toc, Toc, la puerta se abre, lamentablemente no era el Doctor López que hubiera olvidado algo.

- Buenas soy el escayolista.

- Nada, nada, pase Vd., está en su casa.

Me puse las bragas, metí la novela en la mochila y a otra cosa mariposa.

1 comentario:

  1. Me mueroooooooo, pero niña tu quieres matarnos de risa, es que me saltan las lágrimas.
    Que cuadro! Eso y luego parir con casi tanto público ... como para que la gente pregunte porque digo que ya no tenemos vergüenza de nada...
    Besos

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