martes, 12 de mayo de 2015

MODELOS DE MUJER

CONCHA

Pasea los ochenta despacio, apoyada en un bastón ligero. Siempre atenta a los socavones, a esos bordillos de acera traicioneros, a las salidas de garaje, a los semáforos cada vez más cortos. Acostumbrada a distinguir que suelo es mejor para sus inestables caderas. El mármol resbaladizo, el granito poroso o el asfalto ardiente del verano.
Hoy me la “tropiezo” todavía elegante, con sus maravillosos ojos azules maquillados como hace treinta años, el pelo perfecto y una preciosa begonia en la mano derecha. La ayudo con la planta y cruzamos cuatro frases, me cuenta que es un regalo para una amiga enferma. “Querida, con mis años, a las amigas hay que cuidarlas mucho, se vuelven esenciales para la propia supervivencia”
Yo sonrío y absorbo algo de esa elegancia. Admiro a Doña Concha precisamente por ese espíritu de superación, por tomar el sol en bikini, por siempre tener en los labios un “qué bien te veo hija” aunque las bolsas de mis ojos en esta época compleja, sean más grandes que los capazos azules del IKEA. En definitiva, por esa generosidad que la ayuda a sobrellevar la soledad, con una dignidad sin quejas.
Al entrar en el edificio burgués donde vive, se da la vuelta como una antigua actriz que no quiere abandonar todavía el escenario y echa un último vistazo a la calle, a los árboles, a la gente que estrena este verano anticipado y como de puntillas intenta contemplar un buen trozo de cielo.
“Querida, tú que puedes, no olvides nunca levantar la vista”

BERTA

Está acostumbrada a mandar, a decidir, a hacerse valer sin aplastar, a sacar a pasear su inteligencia a cada momento. Acostumbrada a luchar contracorriente, como los salmones, desde bien pequeña. A vivir diferente. Pendiente siempre de una salud en equilibrio, de los últimos análisis, de que debe comer, de medidores imposibles. Ha aprendido a esquivar pastelerías y pasillos de supermercado. Nunca ha flaqueado, ni ha renunciado a nada. Ella es fuerte, ella puede, ella siempre ha podido, ese es su mantra tatuado. Hasta que un buen día un desconocido pediatra, en una consulta de hospital, pronunció las palabras malditas.

AMPARO

Estoy convencida de que todos tenemos nuestro lugar en el mundo. El mío está en la azotea de mi casa del pueblo, cuando a última hora de las tardes de agosto subo a recoger las sábanas tendidas. Cojo una cerveza fría y me la bebo mirando las dos torres que tengo enfrente, oyendo los trinos de los pájaros más rezagados. Me quedo hasta que oscurece escondida entre la ropa, vaciándome. Con la certeza de que ese cuadrado de terraza destartalada es mi patria, mi bandera y mi lugar.


ROCIO

Desde siempre adoró a los animales. Enterraba los pajarillos que sus hermanos exterminaban con una temible escopeta de perdigones. Les gritaba “MALDITOS ASESINOS ME LAS PAGAREIS” y confeccionaba unas preciosas tumbas con piedras de rio y cruces talladas en madera de pino. Los bautizaba antes del funeral convencida de que todos y cada uno, debían tener nombre. Ester para las que imaginaba hembras y Rodrigo para los machos.
Después fueron llegando los perros y gatos sin rumbo y su vida se llenó de “Chispitas” “Sias” “Frankis” y “Brunos”
A estas alturas ha recorrido el santoral completo varias veces. Estudió veterinaria como no podía ser de otra forma y con sus primeros sueldos compró una casa en el campo.
En ella reina el caos absoluto y algo muy parecido a la completa felicidad.


2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito!

    Yo me parezco mucho a Rocío, salvo que no estudié veterinaria (algo que nadie entendió) y que en mi casa no reina el caos porque ese orden es el que me permite tirar p'alante cada día.
    Cada uno se enfrenta a las cosas de la vida como puede.

    Tu última frase es para enmarcar: "...ese cuadrado de terraza destartalada es mi patria, mi bandera y mi lugar".

    Un abrazo muy fuerte, una reverencia para Doña Concha y un brindis:

    ¡¡¡QUE PODAMOS ENVEJECER CON SU DIGNIDAD Y SU TEMPLANZA!!!

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  2. Gracias!!
    En realidad son ensayos para presentarme a un concurso de micro relatos. Doña Concha existe y es tan estupenda como intento reflejar es vecina en el edificio donde trabajo. Berta esta inspirado en una superviviente que ha sufrido en sus carnes un trago amargo, Amparo soy yo y Rocío que también tiene mucho de mi esta dedicado a dos amigas que luchan a diario por llenar de amor y dignidad la vida de un montón de animales. Creo que enviaré el de Concha. Muchos besos hacia el norte!!! Ya te cuento si me premian!

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