Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos, 2 diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. 3 De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. 4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5 Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos ; 6 aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7 y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí. 8 Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. 9 Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10 Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor, Cristo. 11 Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor. 12 Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se humille, será ensalzado.
13 Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando. 14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, aun cuando por pretexto hacéis largas oraciones; por eso recibiréis mayor condenación.
16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: ``No es nada el que alguno jure por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación. 17 ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿qué es más importante: el oro, o el templo que santificó el oro? 18 También decís: ``No es nada el que alguno jure por el altar; pero el que jura por la ofrenda que está sobre él, contrae obligación. 19 ¡Ciegos!, porque ¿qué es más importante: la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20 Por eso, el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; 21 y el que jura por el templo, jura por él y por el que en él habita; 22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas. 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno. 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio.
27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros, por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
De pequeña en el colegio me encantaba este pasaje del evangelio según San Mateo. Aun hoy, pasados dos mil años, describe con total certeza a un montón de personajes conocidos de todos.
Definitivamente, no hay nada nuevo bajo el sol.
Completamente dedicado entre otros, a políticos de toda condición y tendencia, que en apenas treinta años han prostituido nuestra democracia, a sus generosos amigos que regalan y consiguen, a demenciales dirigentes judiciales, a nobles de avaricia ilimitada, a aficionados a la actividad cinegética con débil densidad ósea, banqueros insaciables y demás sinvergüenzas patrios.
Con todo mi cariño y agradecimiento.
13 Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando. 14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, aun cuando por pretexto hacéis largas oraciones; por eso recibiréis mayor condenación.
16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: ``No es nada el que alguno jure por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación. 17 ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿qué es más importante: el oro, o el templo que santificó el oro? 18 También decís: ``No es nada el que alguno jure por el altar; pero el que jura por la ofrenda que está sobre él, contrae obligación. 19 ¡Ciegos!, porque ¿qué es más importante: la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20 Por eso, el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; 21 y el que jura por el templo, jura por él y por el que en él habita; 22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas. 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno. 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio.
27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros, por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
De pequeña en el colegio me encantaba este pasaje del evangelio según San Mateo. Aun hoy, pasados dos mil años, describe con total certeza a un montón de personajes conocidos de todos.
Definitivamente, no hay nada nuevo bajo el sol.
Completamente dedicado entre otros, a políticos de toda condición y tendencia, que en apenas treinta años han prostituido nuestra democracia, a sus generosos amigos que regalan y consiguen, a demenciales dirigentes judiciales, a nobles de avaricia ilimitada, a aficionados a la actividad cinegética con débil densidad ósea, banqueros insaciables y demás sinvergüenzas patrios.
Con todo mi cariño y agradecimiento.