domingo, 11 de julio de 2010

128 Centímetros

Longitudinalmente hablando.
De piel tostada por el sol, de mejillas rojizas y cerco del último cola-cao junto a los labios, piel y huesos, pelo dorado de playa, sábanas revueltas, cuentos mal cerrados, juguetes de lego regando la alfombra, calor y silencio.
“Te quiero caramelito” escrito en la pizarra de dinosaurio, con mi letra redonda de colegio de monjas. “Hay que mejorar esa caligrafía Max y hacer la página de sumas”. La raqueta de tenis, cromos de futbolistas, de perros y gatos y una camiseta en el suelo con un puercoespín dibujado pidiendo un abrazo. Esa pelvis diminuta asomando debajo del pijama. La curva suave de su cuello. Una foto los dos juntos, cheek to cheek, dos caras pegadas muertas de risa.
“Pide un deseo mamá, pide un deseo. Yo me pido un gato. ¿Y tú? ¿Quieres un vestido bonito? Buenas noches que bien lo hemos pasado, mañana te haré un dibujo”.

La intensidad duerme. El futuro, espera a los pies de la cama.

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