martes, 29 de abril de 2014

EJERCICIOS LITERARIOS

A Laura Aguilar se le daban bien las cosas que hacen la vida agradable. Tenía mano para la jardinería y siguió desde niña el ejemplo de su tía Pura que le ponía la radio a las begonias, “Con la copla se ponen hermosísimas”, le decía siempre. Poco a poco se especializó en el cultivo de orquídeas a las que premiaba con un poco de todo, desde el réquiem de Mozart a Lisa Stanfield, empezó con una y el día de su muerte contabilizaron 327. Cuidó orquídeas eclécticas musicalmente hablando y raramente hermosas, pero ese era solo uno de sus múltiples talentos.
Como cocinera alcanzó cotas insospechadas, era intuitiva para la mezcla de sabores, inventaba recetas deliciosas con las sobras del frigorífico y como repostera no tenía igual. Si Andrés llegó donde llegó, se debió a tantas y tantas cenas elaboradas en su inmensa cocina monacal. “Que si viene mi jefe, que si viene mi consejo de administración, que si viene el director para Europa”. Cocinó y cocinó con la misma serenidad con la que preparaba el iPod para sus flores. Se cultivó como sumiller y seguro podía haber dirigido cualquier afamado restaurante, si hubiese soñado abandonar su zona de confort, pero esa es otra historia.
Había muchos otros dones en Laura, definía los espacios con elegancia, hablaba japonés porque su padre militar vivió en Tokio y era una amante cálida e innovadora, sin olvidar que escribía unas divertidísimas novelas policiacas.
Andrés su marido se acostumbró pronto a esos talentos y los asumió como propios, llegó a creer que los patos se guisaban solos o que los vinos siempre elegidos con primor, eran los que regalaban sus clientes. Olvidó decir que la cena estaba deliciosa –porque siempre lo estaba- y después de muchos años de amarla sin atención, terminó abandonando la habitación que compartían. Era un ególatra, desagradecido y ocupado.
Sus hijos volaron pronto en una vida de éxito garantizado y ella aceptó esa ausencia con naturalidad y sin dolor aparente. Salvo un día en que sirvió la nata almendrada regada de sal gorda, no se conocen otras consecuencias.
Laura encaró su madurez sin frio ni calor, porque la caja donde iban el valor, la impulsividad, el humor y la mala leche, debió quedar olvidada en la sala de partos. Su media sonrisa impávida y el pilates, la acompañaron para tolerar el vacío que como una niebla densa la fue rodeando.
Siguió siendo hermosa pero se fue desenfocando poco a poco, como cuando en los dibujos animados borran a un personaje a pinceladas, hasta que una mañana cayó redonda en el invernadero.

A los pocos días, Andrés atónito, descubrió la dimensión hercúlea de su ausencia.



8 comentarios:

  1. Está muy bien, como siempre. Me gustan los adjetivos que utilizas y como describes al personaje. El único pero que le pongo es que es un personaje sin matices, (buena en todo), creo que no resulta del todo creíble, le falta el lado oscuro.

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  2. Gracias perla, Laura no es sólo buena, es una persona sin iniciativas propias, que une su destino al de su marido, alguien que no sabe o no quiere luchar por sus talentos, alguien impávido, que ni siente ni padece, alguien a la que la vida no le ha dado duro, un personaje lineal sin altibajos, estable en su cuidada mediocridad. Abrazos

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  3. Me dan mucha pena las Lauras de este mundo. Esa soledad en compañía que desprende su vida no me puede parecer más triste.

    No me importa nada que Andrés descubriera al final todo lo que aportaba a su vida.

    Cada vez llevo peor que se valore tan poco (y antes aún se valorara menos) el esfuerzo y el trabajo de tantas mujeres, unas humildes y otras encorsetadas en unas normas o parámetros sociales difíciles (ya sé que no imposibles) de romper.

    Lo siento, hoy me he levantado muy guerrera o muy dolida, no sé.

    Un abrazo

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  4. Utopía,
    El texto de hoy responde a un ejercicio que me han puesto en un taller de escritura al que me he apuntado. Estoy de acuerdo contigo en que los millones de Lauras de este mundo, unas con mejor posición que otras han vivido una soledad en compañía, sin sentirse valoradas ni comprendidas. Sus talentos , se han quedado en nada. Espero que me pongan buena nota!! Te mando besos!! Y me gustas guerrera.

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  5. Me ha gustado mucho, como siempre, queda claro que Laura es una persona con múltiples cualidades y valores, pero cuidando y mitrando hacia los demás , en ningún momento se ha tenido ella en cuenta o valorado para luchar por ella y eso le lleva incluso a encarar con pasividad en esa niebla densa que car, como tu bien dices en la sala de partos se quedaron muchas cosas.

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    1. Gracias Carmen!!! Estoy haciendo un taller de escritura y de vez en cuando tendré ejercicios como este, me alegro que te haya gustado. Cuídate mucho te mando todo mi cariño!

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  6. Yo tengo días en los que me parezco un poco a Laura Aguilar...

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  7. Querida Begoña, Todas alguna vez podemos parecernos a Laura Aguilar, pero de lejos muy de lejos. Besos y no dejes de avisarme cuando vuelvas por Valencia tenemos un street market pendiente!

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