jueves, 18 de octubre de 2012

MADRES COMO DIOS MANDA

Ayer buscando hacer tiempo, me senté en una cafetería. Pedí una coca cola light -todo sea por mantenerme en mi peso post dieta- recogí un solitario periódico y empecé a leer.
Poner los ojos en las declaraciones del ministro de educación y cabrearme, fue todo uno. Siempre he pensado que cada gobierno tiene su gilipollas titular (algunos varios). Ese gilipollas, es convenientemente sacado a pasear, abriendo con gracilidad su dulce boca. Cuando enseña la patita, las perlas que suelta tienen el don de opacar momentáneamente todo lo demás, olvidas el paro, los aeropuertos fantasma, hasta la pasta necesaria para reflotar los bancos.
En este triste gobierno, Wert es ese hombre. El bocazas, el metepatas oficial, resumiendo, el gilipollas. La verdad es que vienen bien sus comentarios, no bajan la prima de riesgo pero caldean el ambiente, porque dentro de nada nos plantamos en Noviembre y ya está empezando el fresquete.
Me encantó que tildara a los padres que secundan la huelga de hoy, como extremistas radicales e irresponsables. Ale con dos cojones. Y yo aunque mi hijo no estudia en la pública, empecé a analizarme detenidamente.
No me descubrí nada radical, si me apuras y desde una cierta distancia, hasta podía pasar por pequeño burguesa. No doy en perro flauta, mi look es de lo más normalito. Pero mira tú por dónde, me fastidia sobremanera que recorten con saña la partida de educación, que bajen sueldos, despidan profesores o incrementen alegremente el número de alumnos por clase. El Sr. Wert habla de flexibilización de la ratio, ósea lo mismito que el “crecimiento negativo” del ínclito Zapatero.
El caso es que seguí repasando mi casual look, cuando la vecina de mesa tuvo a bien levantarse dejando el Hola de esta semana abandonado. Mire a un lado, mire al otro y me precipité cual águila imperial sobre la revista. Wert que te vayan dando, me voy con la Preysler.
Descubrí de inmediato como a Isabel se le está poniendo cara de dibujo manga. Da la sensación de que vive en una nevera y solo la sacan para vestirla de lentejuelas, hacerle la foto y devolverla a los -50 ºC. Esto me recordó un poco a Walt Disney, me entró el mal rollo y acabé pidiéndome una cervecita para relajar.
Hay que reconocer que las filipinas tienen muy buena piel, pero es que está señora parece un cruce entre Candy Candy y la máscara de Tutankamon. Me temo que el encargado de aplicar el photoshop al reportaje está con tranquimacines desde hace dos semanas. Ahora eso si, la tía cheek to cheek, con George Clonney, miedo me da que le recomiende a su cirujano plástico. Y la veo tan fina, tan cálida, pese a la frigidez de su rictus, que empiezo a sentirme extremista y radical.
Pobre ministro de educación, el quiere madres como Isabel, sin arrugas, con botox hasta en la raja de la falda, distinguidas, armoniosas, madres de verdad, resueltas e involucradas con las reformas. Madres pizpiretas con trajes de chaqueta y grandes broches en la solapa, con tatas del cono sur que les quiten a sus niños del medio. Madres delicadas que no hagan equilibrios a fin de mes, madres que decoren con gusto refinado las casas de vacaciones, que no protesten, ni sientan temor al desempleo, que sean recatadas y silenciosas.

Profundamente silenciosas…

Yo evidentemente, no soy una de ellas.

Abandono a Isabel, me paso a David Beckam y pido otra caña.

2 comentarios:

  1. Se me saltan las lágrimas con tu descripción de la Preysler!!! Ay hija, que ganas tengo de que algún día dediques unas palabritas nada silenciosas al "sálvame de luxe"

    ResponderEliminar
  2. No lo descartes, ya ves que lo mío es mezclar churras con merinas. Hasta pronto Susana, un abrazo a los dos

    ResponderEliminar