jueves, 7 de abril de 2011

EMBUDOS

De pequeña me chiflaba quedarme a dormir en casa de mi tía Manuela. Especialmente por su precioso piano y su infinita paciencia, que la hacía aguantar durante horas mis juegos de concertista imaginaria. Aplaudía los desafinados intentos al tocar el “Para Elisa” y siempre terminaba dedicándome “Granada” y “Valencia” dos de sus piezas favoritas que ella pianista profesional, se sabía de memoria.
Los encantos de su casa eran muchos, pasar horas ojeando partituras, asaltar la nevera siempre llena de cosas ricas o jugar a perseguir al gato en su terraza tropical. Aunque después del piano, el autentico top two, lo constituía una inmensa bañera de mármol blanco. Yo me metía allí dispuesta a un baño de espuma con buceo incluido, tenía garras de león en lugar de patas y aunque era muy antigua la recuerdo como una de las maravillas de mi infancia. La cerraba un grandísimo tapón de madera con forma de espiral que me resultaba imposible quitar. El agua tardaba muchísimo tiempo en desaparecer y me gustaba disfrutar de aquel rato viendo como el nivel descendía lentamente desde mis labios a mis tobillos, dejando un cerco ligero de jabón por todo mi cuerpo. La cañería debía ser muy estrecha y la imagen del agua formando una remolino en el desagüe me resultaba de lo más liberadora, (imagino de Freud tendría mucho que decir sobre esto).
Ahora lamentablemente me baño poco, soy más de ducha rápida porque llego tarde a todas partes (menos placentero pero más consecuente con mi traje de madre de mediana edad con vida de malabarista).
Sin embargo tengo la bañera llena hasta los bordes, de historias por contar, algunas tan íntimas que nunca he podido reflejar sobre papel. Otras más divertidas y gamberras. Pero llevo tiempo sin encontrar las palabras, las ganas o el momento, o las tres cosas a la vez…

Vuelvo en cuanto consiga sacar el tapón de madera con forma de espiral.

Esperadme por favor.

2 comentarios:

  1. Por supuesto que seguiremos esperando. Por cierto, a mi esas bañeras me dan mucho yuyu. Será que he visto demasiadas películas. Y mi casa favorita de pequeño era la de mi hermana (más tía que hermana por la diferencia de edad), pues mi cuñado era como un niño y no se cansaba nunca de jugar conmigo al scalextric, a los trenes eléctricos o al futbol. Sigue siendo uno de mis mejores amigos. Un abrazo

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  2. Gracias!!
    Por cierto tu hitoria del mundo mejor está la primera de la lista. Te aviso en cuanto esté.
    Un beso

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