martes, 29 de enero de 2013

DEFECTUOSOS


El otro día una amiga virtual y futura madre adoptiva, describía una anécdota tremenda, que acababa de sucederle. Esperando turno en una consulta médica, se sentó junto a una señora de apariencia completamente normal, la conversación se fue terciando y mi amiga comentó ilusionada, lo poco que le falta para viajar a China y traerse por fin a su niña. La señora desconocida de apariencia completamente normal, la miró fijamente y soltó por esa boquita: “Ten mucho cuidado, unos amigos míos fueron hace poco, pero el niño que querían darles era defectuoso”.
Desde aquí se me plantean varias opciones:
a. ¿Verdad que cuando hay un crimen, siempre aparece el vecino de turno, diciendo que el asesino era una persona muy pero que
muy normal?
b. Definitivamente hay que llevar un rollo de precinto en el bolso, para tapar bocas a discreción.
c. Es completamente necesario introducir en nuestro sistema educativo, una asignatura titulada: Reconozca Vd. a distancia a un
completo gilipollas y aléjese de él rápidamente.
d. En un mundo perfecto los malos malotes y los imbéciles recalcitrantes, deberían llevar una luz verde como los taxis.
e. La prudencia, el respeto y la empatía son virtudes en franca decadencia.
f. Me resulta tremendamente placentero pensar en un imbécil completamente bañado en chocolate a la taza, con un remate de crema chantillí en plan gorro de lana. Relaja que te cagas.
g. De pequeña soñaba con inventar una goma de borrar gigante, como las Milan (anda el hijo de Sakira tiene nombre de goma,
pobrecito mío, en el colegio lo van a crucificar). Así, si me enfadaba con alguien, siempre tendría la posibilidad de borrarlo de un plumazo, hay que trabajar en esto y en la pistola invisibilizadora. Esas patentes no tendrían precio.
h. Enseñar a los alumnos de primaria, las numerosas diferencias existentes entre personas y electrodomésticos, me da a mí que hay bastante gente que no acaba de tenerlo del todo claro.

Ya sabéis que yo también tengo un hijo completamente defectuoso. De nueve años por más señas, rubio con ojos azules, guapo a rabiar, listo, simpático, cariñoso, puñetero y cabezota. Dulce, sobre todo cuando intenta colarse en mi cama: “mamá que tengo insomnio, necesito dormir cogido de tu mano”. Bueno en matemáticas, ágil, zalamero, intenso y nervioso. Impulsivo, maravilloso con los animales, atropellado y lleno de luz, como todos a los nueve años.
Cada día lucho para insuflar en su cabecita loca el respeto a los demás, la verdad, (porque me ha parecido leer que por ahí, hay un montón de niños no defectuosos, que contestan a profesores y padres y amenazan en el cole o en internet, pero debo haberlo entendido mal, porque los niños no defectuosos no pueden hacer algo tan pero tan feo).
Corrijo actitudes todo el tiempo, limito, me agoto, juego, paso la lección y me enseño tal y como soy. A veces gruñona y asustada, siempre veraz, nunca víctima. Igual alimento gatos callejeros que enseño a hacer el saludo al sol por las mañanas. Ya sabéis, versátil que es una.

Lucho en esa batalla incierta, de sembrar y esperar a que germine. Ojala haya suerte.

A todos los defectuosos que son legión, a sus padres y madres.

miércoles, 16 de enero de 2013

OCHO FUNDAS DE COJÍN

Mucha gente opina que si enfermas, es porque no has hecho las cosas bien, así con dos cojones. Será que tu yo interior no está en paz, que no administras bien las energías, o que no fluyes cual agua de manantial. Pero vamos que la que la caga eres tú. Te sueltan eso y se quedan más anchos que largos. Cuando lo escuchas, a veces reaccionas con corrección y otras sin ningún filtro rebates la tesis de marras, hablas de la genética, de la oncología infantil, de los hábitos, del estrés, de la bajada de defensas… y por dentro, piensas cuanto mal está haciendo Punset con sus divulgaciones, me cago en diez. Pero no por eso dejas de sentirte una cateta integral, incapaz de absorber la energía cósmica, por la planta de los pies en plan indio cherokee. Con igual naturalidad te comentan “A mi es que no me gustan nada, nada, los hospitales” y tú que encima andas de revisiones, consideras seriamente la posibilidad de sacar una cinta de precinto y empezar a tapar bocas, no se vayan a pensar que pasas por oncología a dar una clase de pilates o a echar la mañana. Ayer me tocaba hospital. Cogí el autobús, toda la energía que pude meter dentro y me planté en la puerta con tres cuartos de hora de antelación, entre esperar dentro o cotillear una tienda de decoración que estaba liquidando, elegí la segunda opción. Resultado, acabé comprando ocho fundas de cojín debidamente coordinadas, para cama de matrimonio. Vosotros con buen criterio, os preguntareis si estoy casada con Pau Gasol, o tengo camitas separadas en plan los Roper. Pues ni una cosa ni la otra, la energía del suelo no traspasó mis botas y se me fue la olla, algo totalmente cotidiano en mí. Una vez tuve completamente redecorado mi lecho conyugal, me metí entre pecho y espalda dos litros de agua, porque los tacs necesitan que estés debidamente bebida y meada, tomé posiciones y esperé a que me llamaran. Me pasaron a una salita para quitarme la ropa y ahí afloró mi estupendo conjunto nuevo, siempre que voy al médico oigo la voz de mi madre: “nena ponte ropa interior buena que nunca se sabe” obediente que es una. Doy un vistazo espacial y pienso que en lugar de invitar a la tal Corinna a cuchipandas urdangarinescas, ya podíamos haber redecorado radiología. Estoy en un tris de sacar mis fundas de cojín para crear ambiente, pero me llaman, la vía me espera. Rezo para que la enfermera sea certera porque básicamente me estoy meando. Cuando están a punto de introducirme en el aparato, se abre la puerta y aparece un pobre señor medio muerto con politraumatismos severos, me dicen que me largue, que tiene prioridad. Me bajo con la vía puesta y en porreta. De vuelta al cuartito, constato que tengo un gravísimo problema, me meo sin remedio, estoy desnuda y llevo un gotero enganchado al brazo izquierdo, lo que se dice un poema. Así que echo mano de toda mi fuerza interior, empiezo a respirar con la barriga, inhalo aire azul exhalo aire rojo, y entre om y om me viene la imagen del bolso de Concha Velasco lleno de compresas Tena Lady. Busco un punto fijo en la desconchada pared pero no me concentro y me pongo a rezar por una taza de wáter. Cuando estoy empezando a hacer el árbol, la enfermera me pregunta si necesito algo, antes de que abra la puerta, me vea haciendo yoga y le dé un vahído, le grito: “Socorro me hago pis”. Pisar el baño de las enfermeras y venirme arriba fue todo uno. Con donaire me metí en el tubo, me enchufaron el contraste, me fotografiaron por todos los ángulos y aquí paz y después gloria. Me volví a casa debidamente redecorada y dispuesta a buscar cherokke en google, a ver cómo demonios se lo montan con lo de la energía. Este cuentecito está completamente dedicado al señor de los politraumatismos severos, pobrecito mío.

miércoles, 9 de enero de 2013

ANTITUSIVOS

La noche de fin de año incumplí todas las recomendaciones para entrar con buen pie en el 2013. Ni ropa interior roja – los pueblos de montaña es lo que tienen, hace tanto frío que te atizas unos leotardos debajo de los vaqueros y no reparas en la lencería- , ni algo de oro en el fondo de la copa, porque con lo patosa que soy me veo capaz de acabar tragándome la sortija y terminar la velada en urgencias. Ni siquiera comí las doce uvas, entre el pringue de pelarlas con las manos y los huesecillos, me atraganté y no conseguí pasar de la sexta. Por no hablar del tupé de Imanol Arias que me dejó ojiplática y al borde de la asfixia. Total una ruina.
El gafe llegó en forma de constipado antológico. Mocos, fiebre, tos, dolor de cabeza, lo que se dice el pack completo, soy un clon del señor que anuncia Bisolgrip (Por cierto ¿A que ahora hay tantos tipos de tos, que necesitas una tesis doctoral para aclararte con el farmacéutico? Tos seca, tos con o sin expectoración, tos asmática, tos improductiva, tos nerviosa…)
Comprarme un antigripal resulta más complejo que traducir al cristiano el balance anual de Bankia.
Ni te cuento la cola en el ambulatorio, las toses expectorantes éramos legión. Por lo cual deduzco que esta pobre gente tampoco ha cumplido debidamente con las tradiciones de la noche del 31 y se han visto como yo, abocados al desastre. Después de dos horas de espera y un minuto veinte segundos de atención primaria me voy a la farmacia con mi receta electrónica, mi tarjeta SIP y mi dinerín (que difícil está esto de enfermar vive Dios). Mientras hago la segunda cola digna de una posguerra, echo una mirada a la bascula, me vengo arriba y decido conocer de primera mano cuantos kilitos he engordado. Siento debilidad por el turrón de Alicante y las yemitas de santa Teresa, así que no hay que ser licenciado cum laude en antitusivos para imaginar que después de ponerme ciega sin medida, al menos he pillado un par de kilos. Dicho y hecho, entre tos y tos, dos kilos quinientos gramos. Estoy en un tris de pedirme un enema pero me contengo. A partir de ahora, alegría alegría, cuesta de Enero con acelgas. Salgo de la farmacia pensando que tengo mi yo interior muy abandonado, ni un estiramiento, ni un saludo al sol, soy un desastre, por no hablar de que mi yo exterior tampoco anda en su mejor momento. Pero he hecho promesa de no pisar la peluquería hasta que me abandone la última bacteria, por el momento sigo en plan Cruela De Ville.
Para rematar la tarde suena el teléfono y una gentil empleada de MoviStar intenta ganarme para su causa. Abandono mi dispersión habitual y le dejo muy clarito que mientras no despidan de su cementerio de elefantes, a esos próceres de la patria (Rato, Urdangarin…) prefiero comunicarme con mi libreta de contactos, a través de palomas mensajeras o señales de humo. Aprovecho un par de toses para despedirla, que estoy muerta. Cuando por fin doy con mis huesos en casa me preparo el sobrecito, me siento frente a la tele y aparece Brad Pitt vendiendo colonia, muy poético el, que si eres mi suerte, mi fortuna...y al final susurra “indefiniblemente”. Y a mi me suena a palabra mágica, como supercalifragilisticoespialidoso. Ahí me da el sofoco, la tos nerviosa sin expectoración y desde entonces estoy rezando para que llegue prontito la primavera. Vamos a ver que dice la marmota.

Feliz año a todos, bueno a todos todos, no al Sr. Rato, que lo felicite su santa madre.