miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA LUCIDEZ DE MARIVI

Marivi es una de mis mejores amigas, tiene un blog de actualidad politica que se llama "indignados del mundo unios", escribiendo como en la vida, es directa, divertida, ingeniosa y lucida. Como buena filosofa  tamiza hechos cotidianos de una manera muy atractiva y su último post que os adjunto, me ha parecido tan redondo como la luna llena. Yo llevaba días queriendo escribir sobre estos tiempos de avaricia desmedida y falta de moral, ella lo ha hecho de una forma soberbia. Ahí os lo copio.

LA PRUDENCIA

Una persona prudente, en el pensamiento aristotélico, no es el individuo precavido, el que se lo piensa dos y tres veces antes de actuar, sino sencillamente la persona que posee destrezas morales: un rico acervo de experiencias previas que le permitirá relacionar casi cualquier nuevo lance que se le presente con episodios y contingencias airosamente resueltos por él en el pasado; que le servirá de inspiración para, cambiando lo que haya que cambiar y sin perder de vista las peculiaridades de la situación actual, resolverla con brillantez y buen tino y sumarla al arsenal de casos solucionados con bien en algún momento anterior de su vida. (Aristóteles añade que el hombre prudente, aparte de ser hábil, ha de estar orientado al bien: Ética a Nicómaco). En resumidas cuentas, el individuo prudente del que habla Aristóteles es la persona que, por poseer un amplia y recta experiencia con circunstancias difíciles, con encrucijadas de decisión en que distaba de estar claro cuál era la mejor opción de conducta a seguir, dispone de una cultura moral tan variada y fértil que no se enfrenta desnudo y sin recursos ante una vicisitud, por nueva y dificultosa que resulte, sino que, lejos de eso, es capaz de encontrar en su almacén de conocimientos prácticos casos resueltos de la misma o parecida semejanza al que ahora tiene ante sí.

Y dicho todo esto yo me pregunto, ¿cómo podríamos aplicar esta virtud al caso Urdangarin ?

1.- El yerno del rey no tiene destrezas morales, ni sabe lo que es eso.

2.- Experiencias previas en asaltos a las arcas públicas no tenía, porque para eso se casó con una infanta.

3.- Cultura moral tiene, para el duque de Palma, el significado de ir a Misa los domingos.

4.- La vicisitud que se le ha presentado al yernísimo va más allá de lo que es capaz de resolver.

5.- Conocimientos prácticos si tiene el Iñaki: sabe lo que es pertenecer a una familia de "quiero y no puedo"; sabe que "quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija"; sabe que el tren de las oportunidades suele pasar solo una vez en la vida; sabe que si la infanta lo planta se queda sin carta de presentación; sabe que querer y no poder es muy desagradable; sabe que tiene que ganarse la "buena" vida; sabe que la familia real española no es como la británica, que aquí los recursos son limitados por lo que hay que espabilar y sabe que bajo el paraguas de la monarquía no llueve, de momento.....

Verdaderamente este hombre se encuentra en una encrucijada de decisiones: pide plaza en el circulo polar ártico como relaciones públicas de una multinacional de telefonía? se alista voluntario para el próximo viaje a Marte con billete solo de ida? se opera las mamas y entra a formar parte del cuerpo de baile de las chicas Coslada? convence a su mujer e hijos y se trasladan a Macondo a refundar su propia familia? se come un sapo y pasa el resto de su vida croa que te croa por estanques y fuentes?....

Es una lástima que la Prudencia, esa virtud tan sencilla que todo humano debería poseer solo por el hecho de ser humano brille, tantas y tantas veces, por su ausencia en aquellos a los que más se les presupone. Alguien debería haberle dicho al Sr. Urdangarín que ser un aristócrata no es sencillo, (en el sentido clásico del término), que implica unos deberes y unas obligaciones que tienen mucho que ver con la honradez, con la nobleza, con el sacrificio, con el esfuerzo, con la prudencia. A cambio ofrece unos privilegios y honores al alcance de muy pocos. Esto debería haber sido suficiente para este chico y en cambio ha preferido convertirse en un ser insoportablemente ridículo. Qué asco!

jueves, 1 de diciembre de 2011

SOFÁS


Soy voyeur. Tranquilos no os precipitéis, soy voyeur de casas. Aunque en confianza, si me plantan en medio de un revolcón de Clive Owen o Brad Pitt con sus benditas señoras, creo que me quedaría clavada sin pestañear. Ya se sabe, el saber no ocupa lugar.
Descubrí que me fascinan los interiores ajenos con apenas 11 años en Paris montada en un bateaux-mouche. Mientras mi madre me reprendía para que centrara toda mi atención en la catedral de Notre Dame, yo observaba fascinada los techos inmensos de las casas que bordean el Sena. Hubiera dado cualquier cosa por asomarme a aquellas ventanas y colarme en aquellas vidas.
Durante años compré objetos curiosos por cualquier parte del mundo donde fui a parar, coleccioné revistas de decoración y aun me chifla recoger muebles de los contenedores para darles una segunda oportunidad vital. Soy fan de la pintura holandesa que siempre retrata habitaciones ( porque claro con el frio que debía hacer, no era plan de salir a pintar al campo) y cuando me da el insomnio, con total naturalidad me pongo a buscar apartamento en Nueva York o Rio de Janeiro.
Desde entonces casa que piso, casa que disecciono. Son como libros abiertos. Las que están en perfecto estado de revista, me hablan de gente concienzuda. Las que presentan un caos controlado, las mestizas, me gustan por naturales, porque sus habitantes improvisan, porque existen normas pero son capaces de saltárselas y eso me transmite frescura. Las clásicas me hablan de gente que se siente segura entre cosas duraderas que les aporten estabilidad, quieren transmitir un equilibrio hermético, sin fisuras, las minimalistas hablan de gente práctica y austera, aunque a menudo me recuerdan un poco a instituciones públicas.
Pero si hay un objeto que me habla a gritos de los propietarios es el sofá.
Desconfiad de las casas donde no haya un sofá cómodo y mullido. Preparado para dar cabezadas después de comer, o charlar con amigos tomando café. Donde ver una película con tus hijos comiendo pizza, o acurrucarte en un rincón sobre la cadera de tu marido para atreverte con una de terror. Me está quedando un poco anuncio de Ikea, pero os juro que es una verdad como la catedral de Burgos.
Mi sofá acaba de cumplir 16 años y su jubilación está más que merecida. El azul eléctrico de sus inicios es poco más que un recuerdo, hay manchas que hablan de muchas fiestas infantiles (porque las lagrimas no dejan rastro), cuantos culos habrá acogido en estos años…
Me veo durmiendo en él hecha un ovillo llena de incertidumbre, o repantigada con mi gata que se dejaba acariciar como una reina majestuosa, veo a mi hijo dormido después de una sesión maratoniana de dibujos animados, o esas tardes de lectura en las que hay que acabar por cubrirse con una mantita.
Me gustaría que como en aquella película “El rolls royce amarillo” mi sofá pasara de mano en mano y acogiera más siestas, más abrazos, más “¡¡en el sofá no se salta niño!!”.
Estáis a tiempo, no llamaré al servicio de recogida hasta dentro de 15 días, si alguien lo quiere en herencia, está disponible.

Yo como reina del reciclaje estaría encantada.