lunes, 25 de julio de 2011

TALENTOS

Soy fan entregada de Sir Ken Robinson, un visionario inglés que trabaja como asesor de los gobiernos de medio mundo, en la ingente tarea de implantar la creatividad en los sistemas educativos. Es un tipo cercano (quien sienta curiosidad que teclee en youtube), con un sentido del humor socarrón que hace sus charlas profundamente entretenidas. Me gusta la naturalidad con la que describe que nuestras escuelas forman en contenidos casi enteramente obsoletos, ignorando a menudo una realidad que cambia minuto a minuto, proporcionando formación en asignaturas, que lógicamente tienen su importancia, pero relegando las que aportan creatividad y felicidad en el desarrollo cotidiano de millones de niños.
Me encanta cuando dice que todo niño está lleno de talentos, algunos los tienen a flor de piel, los que son flexibles y se pasan el día bailando arriba y abajo, los que cuentan con un oído tan fino que solo con un par de notas interpretan una pieza, los que dibujan sin cesar, es un creyente convencido de que es la educación, quien a menudo cubre con una pesada capa de arena la mayor parte de esas capacidades…
Los padres y las escuelas de esta sociedad convulsa, deben armarse de pico y pala y excavar en esos críos, porque el talento no siempre aparece en la superficie, así que hay que ponerse el gorro de minero y buscar hasta encontrar donde residen esas facilidades innatas, para fomentarlas con toda la energía de la que seamos capaces. Y después confiar en la suerte.
Haciendo espeleología pueden surgir actores, cantantes, gimnastas.
El sábado fue un día espantoso, un montón de gente joven murió. La perversidad se llevó por delante, en un lugar de cuento, vidas apenas estrenadas…
En Londres Amy Winehouse no pudo despertarse.

miércoles, 20 de julio de 2011

KARMA

Ayer me caí en la calle, de bruces, lo que se dice un tortazo espectacular. El tacón del zapato se enganchó en un agujero del pavimento y por un instante me zarandeé en el aire sin saber si podría mantener el equilibrio o si finalmente me pegaría un leñazo de consideración. Fue lo segundo, acabé con un tobillo casi torcido, las manos raspadas y unas rodillas llenas de arañazos que me trasladaron a mis berrinches infantiles, cuando me caía de la bici y mi tía me limpiaba las heridas con mercromina roja. Siempre adoré ir marcada con ese líquido, me parecía que me daba aspecto de exploradora aventurera y mis amigos chicos me aceptaban mejor, porque parecer tullida y llena de cardenales a principios de los 70, quedaba como más masculino (horrible palabra que jamás utilizo pero que viene al pelo).
El porrazo, como casi cualquiera de mis experiencias vitales, tuvo su parte positiva. Un turista italiano que hacía cola frente a la plaza de toros acudió en mi auxilio y la verdad es que era un chulazo veinteañero digno de mención, obviaremos que le gustasen los toros (nobody is perefect). Atentamente me incorporó, yo roja de vergüenza le agradecí y salí disparada corriendo a saltitos con el tacón roto en la mano. Estoy mayor para intimar con jovenzuelos y mi nivel de dignidad a menudo ronda los tobillos, así que me repuse pronto.
Saltito va saltito viene empecé a pensar en la energía cósmica. Yo antes del cáncer jamás me había acercado al lado espiritual. Bueno fui a un colegio de monjas y algún vestigio religioso debe correr por mis venas, pero poco más. Nunca había tenido un ramalazo esotérico, ni siquiera me han leído la buenaventura una sola vez en mis ya 47 años. Pero fue ver las orejas al lobo y ponerme a buscar una reconversión muy similar a un personaje de Woody Allen, que para combatir su miedo a la muerte y asegurarse el paraíso, decide hacer una turné por las diferentes religiones buscando la que le resulte más cómoda de practicar.
En mi caso no fue tanto el miedo, como el consejo del oncólogo que me recomendó conocer la meditación, la relajación, o las técnicas de respiración abdominal.
Dicho y hecho, busqué una academia y empecé a meditar. En un par de clases estaba ya cantando mantras con la soltura y el movimiento de cabeza de Steve Wonder cuando interpreta “You are the sunshine of my life”.
He de ser sincera, no he alcanzado la serenidad ni por asomo, aun vivo de los nervios la mayor parte del día, pero os aseguro que es positivo, agradable, renovador y regenera mejor que los yogures con bifidus.
De ahí me envalentoné y decidí probar con el yoga, que para que os voy a engañar es bastante más jodido, porque yo de flexibilidad ando escasa. No daré detalles escabrosos pero hasta mis profesores de educación física en el bachillerato, me aprobaban exclusivamente por lastima y porque les caía simpática.
Las clases las da una amiga y gracias a eso no me he borrado todavía, pero deberíais verme por un agujerito intentando hacer el árbol mientras bato los huevos de la tortilla o el clavo con torsión lateral cuando estoy sola en casa, un autentico poema…
Definitivamente un día voy a romperme algo, pero a mí a tozuda no me gana ni Dios (por lo del lado espiritual más que nada).
Así que en esas estoy espiritualizándome a marchas forzadas y como diría mi madre con ese retintín peyorativo en la voz que tan bien se le da: “pero hija como eres, a tus años y todavía haciendo volantines.”

martes, 5 de julio de 2011

SOMETHING STUPID

Desde la adopción de M. cada año cuando se acerca nuestro cumple (los dos nacimos el mismo día) le escribo un cuentecito. Una tonteria que diría mi adorado Frank Sinatra. Cuatro lineas contándole lo tremendamente magnifico que es tenerlo a nuestro lado. Hoy he listado las historietas de los años anteriores y esta tarde se las daré a leer. Seguro que piensa que es una nueva locura de su madre chiflada, pero me gustará ver la cara que pone. Después las pegaré en un album fabuloso que le estoy preparando lleno de corazones y botones. Creo que será un buen compañero de viaje, incluso cuando a los 14, descubra inevitablemente que me odia.
Os copio la de este año.


OCHO

Aunque el blog que escribo se llama “Mantén el equilibrio princesa” yo soy más bien de la “república independiente de mi casa”, es decir poco monárquica. Pero he de reconocer que tengo especial debilidad, por la reina Isabel y su difunta madre (Dios la tenga en su gloria), que consiguió llegar a los noventa y tantos, poniéndose ciega de dry martini cada tarde. La reina madre me cae mejor todavía desde que vi “El discurso del rey”, eso y que a mi también me chiflan los dry martini.
Bueno a lo que iba, que siempre termino dispersándome, el otro día andaba pensando como podía contaros con una mínima coherencia, que soy la legítima propietaria de un país, un reino o una república…
Un país diminuto, donde ejerzo precisamente de reina madre y que se extiende desde una nuca hasta unos omóplatos, un país surcado por la pequeña cordillera de vértebras cervicales.
Tan pero tan chiquitín que en su superficie solo caben treinta y tres besos seguidos, los tengo contados.
Tenemos un himno muy similar al “Single ladys” de Beyonce y aprovechamos cualquier acto oficial para marcarnos unos bailes.
Como comida típica y destacada, la tortilla de patatas, el asadillo y la pizza margarita.
Nuestra capital está en Valencia, en un piso antiguo de paredes naranja. La población total asciende a tres personas y dos tortugas.
De momento no contamos con embajadas, pero si alguno de vosotros desea abrir una sede para mejorar relaciones, estaremos completamente encantados de recibir al cuerpo diplomático.
No hay ejercito, ni mar, ni partidos políticos porque básicamente no cabrían, somos demócratas convencidos aunque últimamente nos “ indignamos” a menudo.
Nuestra fiesta nacional es el 7 de Julio, el príncipe heredero y la reina madre cumplen años y la familia real al completo pasará la tarde en la feria.
Nos gustaría celebrarlo en plan Mónaco con besamanos y fiestón glamuroso, pero la cosa económica está muy malita. De todos modos, estáis cordialmente invitados a comer algodón de azúcar, dar una vuelta en la noria y depositar un beso de los 33 posibles, en el pico más alto de la cordillera cervical.

Toda vuestra
Amparo I
Alteza Serenísima y Reina Madre.